sábado, 21 de abril de 2018

Casa Miguel Gómez Morales

Casa Miguel Gómez Morales
El edificio proyectado en esta ocasión para el médico D. Miguel Gómez Morales queda ubicado en la primera manzana de viviendas que, por la Avenida de Juan Carlos I, da acceso, en su lado izquierdo, al Barrio del General Gómez Jordana, nombre que sustituye al del «Buen Acuerdo» por resolución de la Junta de Arbitrios de 10 de julio de 1915 (edicto 11 noviembre).

Primer edificio que se levanta en la superficie de un conjunto de solares, donde la firma del técnico barcelonés será mayoritaria —estudios siguientes—, pero no completa, al situarse, en el número cuatro de la calle Sor Josefina —hoy Lope de Vega—, el predio del contratista de obras D. Joaquín Burillo Blasco, trazado por el arquitecto Sr. González Edo y la dirección facultativa de su suegro y arquitecto municipal D. Mauricio Jalvo Millán.

Será D. Joaquín Burillo, precisamente, el constructor de la residencia del Sr. Gómez Morales. Este afamado contratista había empezado su actividad profesional en 1926, contando como obra y curiosidad la construcción de una plaza de toros para la ciudad en sólo quince días. Con realizaciones en el Protectorado (Villa Sanjurjo, etc.), llevará a cabo, también, trabajos de carpintería y ebanistería —fabricación de mobiliario— bajo sus propios diseños.

D. Miguel Gómez Morales, médico —en excedencia voluntaria por Resolución 30 enero 1960—, director Técnico de Puericultura de la Asociación General de Caridad, concejal del Ayuntamiento en varias épocas y presidente del Casino Español (1935), se casará con D.a Francisca Montes García —hija de D. José María Montes Hoyo y D.a Amalia García Luna—, su hijo, D. José María Gómez Montes, seguirá la profesión de su padre en la especialidad de pediatría.

Detalle de la cornisa
Hasta fechas recientes han tenido sus consultas: D. Fernando Artalejo (Otorrinolaringólogo) —en el bajo izquierdo— y el psiquiatra D. Manuel Quiroga Gallego. Actualmente, el estudio de arquitectura de D. Manuel Vicente Arias Bueno, «Promociones Garab» —inmobiliaria, venta de viviendas y apartamentos—, el quiropráctico Sr. Ramos Sáez y la boutique de D. Hayim Amselen Bittan.

Reconocida la casa, Sor Josefina 6 —hoy, Lope de Vega— será informada favorablemente por el arquitecto municipal —Sr. Jalvo Millán— el 1 de septiembre de 1928, se encuentra en buenas condiciones para el libramiento del oportuno certificado de habitabilidad. El inmueble de tres plantas estará dedicado, en primera instancia, casi en su totalidad a viviendas, destacando, como principal, la fachada a la calle Lope de Vega.

Esta prioridad se verá, no sólo en el tratamiento de sus paramentos, simplificado en la calle Cardenal Cisneros, sino, también, en el emplazamiento elegido para situar el reclamo autográfico del arquitecto.

De ella destaca su tipología, utilizada originariamente en edificios como «La Reconquista» o la «Casa de David J. Melul» (1915- 1917) —ya analizados—, donde la incisión del título profesional y la latinidad de su leyenda, combinan con una ornamentación vegetal que se ramifica, partiendo de su tronco, cual hiedra en hojas lanceoladas. Del centro de la base de la cartela penden recogidos en una argolla tres aros superpuestos.

Detalle de la balconada
La fachada lateral —Cardenal Cisneros—, se compone de tres luces por planta. Las ventanas inferiores partirán del zócalo granulado con una serie de franjas horizontales —producto de la hendidura de la platabanda—, que darán forma al arco de carpanel apainelado con el pretendido despiece de su dovelaje.


El primer piso dará cita al arco rebajado, simplemente recercado, cobijándose por el desarrollo de unas ménsulas —con más altura que vuelo— con ramajes esbeltos y, el segundo, al deprimido rectilíneo culminando sus claves con marcos arquitectónicos de «C» enfrentadas, volutas y ramificaciones vegetales que las cortejan y coronan.


En su fachada principal, repitiendo los mismos elementos estructurales, se destacan, por un lado, la macolla que corona la puerta de acceso y, por otro, su remate abalaustrado, dada la inflexión curvilínea de su línea de cornisa —con gotas pronunciadas y ovas y dardos— en consonancia con el frontón —semicircular y denticulado— que lo corona. En su entablamento, dos cornucopias o cuernos de la abundancia quedan, como símbolo de la prosperidad, ceñidos por un lazo.

Detalle de la fachada
Pero, realmente, lo que resalta del conjunto, sin lugar a dudas, es su mirador central compuesto de pilastras pareadas, azulejos intermedios —de herencia hispanomusulmana— y por su antepecho calado de balaustres retorcidos, que responde fielmente al coup de fouet, esencia de la fantasía arabesca del Art Nouveau. Los herrajes de los antepechos de las ventanas y los balcones, se conforman por medio de dos líneas de corazones que, invertidos en su fila superior, están unidos por barrotes torneados.

Este elemento singular —reiterado en la calle Echegaray 16 (Barrio del Carmen)—, tal vez disonante, por sus circunvalaciones, con la compostura clásica del inmueble, llega a designar el estilo de un edificio partiendo de un limitado, aunque muy significativo, apunte.


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

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