sábado, 24 de marzo de 2018

Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación

Cámara de Comercio
Símbolo arquitectónico de la Melilla Comercial, debería atribuírsele, justamente también, el de la sociedad civil a la que representa, al ser la Corporación el primer organismo oficial que se instaure (R.O. 26 septiembre 1906) —sucediendo a la «Asociación Mercantil e Industrial y de Propietarios» (1899)—, con estos fines, en lo que hoy conocemos como la Melilla moderna.

La íntima relación entre el arquitecto y la entidad se produce, prácticamente, desde la llegada del Sr. Nieto a la urbe (1909). Su primer proyecto de Museo Comercial para la Corporación en 1910 —no ejecutado— nos habla del inicio de un idílico maridaje, cuyo fruto más significativo va a ser la construcción de la Sede Social, en la que la dirección facultativa y el trazado se realizará de forma altruista.

La idea original de crear un Museo Comercial —exposición permanente de productos industriales— permitirá, años más tarde, adicionarle los servicios inherentes a sus funciones y traducir los ideales camerales para la proyección económica —nacionalización del comercio—, cultural y social de la ciudad.

Corona final del edificio
Será, pues, sobre el solar 189 del Barrio Reina Victoria, cedido en usufructo por el Ramo de Guerra (1912), donde se levante, con la autorización del General Presidente de la Junta de Arbitrios, D. José Villalba Riquelme —28 julio 1913—, el proyecto firmado por el Sr. Nieto, en abril de 1913, que habrá de designar a la Cámara melillense como la primera de toda España que cuente con domicilio propio.


Colocada la primera piedra del inmueble el 2 de agosto de 1913, será inaugurado oficialmente el 25 de julio de 1915 —el 14 de noviembre de 1914 ya había celebrado sesión la Junta Directiva en el nuevo edificio—, con un monto total de 64.000 ptas. y un coste humano apreciable, al fallecer, consecuencia de la caída del andamio por desfallecimiento (14 abril 1914), el obrero D. Rafael Vega Guerrero, cuyo duelo, dos días más tarde, será presidido por los contratistas Sres. Mariné y Bonet y el arquitecto.


Vidrieras
El acceso, centrado, se realiza por la calle Cervantes. A ambos lados del ingreso y vestíbulo —hoy podemos ver la placa conmemorativa a D. Pablo Vallescá (primer presidente), diseñada por D. Manuel Aguilera Gálvez (1918)—, que da paso a la escalera, se instalarían las salas del museo —a su izquierda, estuvo a partir de 1995, la Sede de la Comisión V Centenario y, hoy, a su derecha, por las obras de reforma, las oficinas camerales, si bien, anteriormente, se situaba la Subdelegación Regional de Comercio—, y, a su izquierda, los despachos de Secretaría y Secretario.

En el piso superior, se emplazaba, correspondiéndose con toda la línea de fachada a la calle Cervantes, el Salón de Actos que, por su lado interior derecho, permitía el acceso a la Biblioteca y Aula y, por el izquierdo, al Despacho de Presidencia —y Directiva— y Antedespacho que disponía de una escalera de caracol que comunicaba con la Secretaría en el piso inferior.

Detalle de las ventanas
En este segundo nivel, hay que destacar, por un lado, el mobiliario de la Biblioteca —croquis del arquitecto— confeccionado por los Sres. Duch y Robeda y, por otro, los juegos de vidrieras artísticas —donadas por el Sr. Paraíso—, correspondientes a la escalera principal. En el despacho actual de la presidencia, se conserva el vaciado en escayola del proyecto de Mausoleo (1924), para dicho prócer, obra del Sr. Nieto.

Las fachadas del edificio nos presentan, por primera vez, la toma de posesión del arquitecto de la esencia secesionista del modernismo. De ello son ejemplos: sus bandas desarrolladas, cual pinjante, partiendo de los enmarques y flores cuadráticas que marcan las líneas estructurales edificativas, los tres círculos concéntricos, los herrajes principales, inicialmente también como pretil de azotea —hoy, remedo de ellos—, y el exorno floral que corona el inmueble y los antepechos de sus vanos.

Las cintas, guirnaldas y festones que orlan las luces en su piso principal, y cortejan su puerta, serán los testigos del relieve voluminoso que lo emparenta con anteriores líneas de meandros que ahora buscan su canalización. Corona final, escudo, emblema y leyenda, institucionalizadores de la Sede, le darán ese carácter palaciego, de efectos imperiales, que busca en su enladrillado la corporeidad edilicia reflejo de las expectativas tangibles y, en su enlucido, la manifestación patente de las ilusiones nacionales.

La última reforma del edificio es el «Proyecto básico de rehabilitación y ampliación del edificio...», a cargo del arquitecto D. Benito M. Perelló González Moreno (20 septiembre 2006) —visado por COACAM (26 septiembre 2006)—, en el que, junto a las labores de saneamiento de la cubierta y consolidación de la estructura, se le adiciona una planta más, retranqueándola tres metros de la línea de fachada.

El edificio de la Cámara de Comercio, su concepción, responderá fielmente a ese todo orgánico que se propugna con la integración de las artes pero, sobre todo, será reflejo de la unión factible de unos ideales comunes —culturales, sociales y económicos— que darán vida a la Corporación y, por tanto, a la ciudad.


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

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