sábado, 28 de enero de 2017

El accidente de la UD Melilla en Loja

Equipo de la UD Melilla en la temporada 1950-51
El día 26 de enero, se cumplieron 66 años del episodio más trágico vivido por el deporte melillense: el accidente de autobús que acabó con la vida de dos jugadores y de un masajista del club.
La UD Melilla, que en la temporada 1950/51 militaba por primera vez en el Grupo Sur de la Segunda División de Fútbol, tenía que desplazarse a Palma de Mallorca para disputar el encuentro de liga contra el CD Mallorca en la isla balear, programado el domingo 28 de enero de 1951.
El viaje empezó mal, ya que el equipo tenía previsto desplazarse en avión hasta Málaga y debido al temporal que dejó impracticable la pista del Aeropuerto de Tahuima, se cerró al tráfico aéreo, obligando al Melilla a tomar el barco. En Málaga esperaba la "Rubia", la camioneta propiedad del Club, que les iba a desplazar hasta Alicante para desde esta ciudad tomar otro barco con destino a Palma de Mallorca. Cualquier retraso del autobús o del barco habría hecho a la escuadra unionista el haber tenido que bajar de este último vestidos de futbolistas para poder llegar a tiempo a la disputa del partido.
La "Rubia" partió de Málaga rumbo a Alicante con la expedición melillista, formada por el delegado del equipo Salvador Maturana, los jugadores Serer, Fornell, García Valle, Errazquin, Muñoz, Llopis, Casado, Linares, Mamblona, Martín, Barceló, Huguet y Rosado, y el masajista Manolo Salvador.
Según informó la Agencia ‘Alfil’, el trágico accidente ocurrió a las doce y cuarto del mediodía, a unos seis kilómetros después de rebasar el pueblo de Loja, en la provincia de Granada. Un camión de gran tonelaje procedente de Elche que se dirigía a Sevilla, al tomar una curva, enganchó por la trasera a la "Rubia"  haciéndola virar violentamente para dar seguidamente una vuelta de campana.
Resultaron muertos los jugadores Martín, Mamblona y el masajista Manolo Salvador y herido grave por una astilla clavada en un ojo el jugador García Valle. Los demás miembros de la plantilla y el directivo Sr. Maturana resultaron ilesos.
Directivos del Granada CF, con su presidente al frente, en un rasgo de solidaridad y comportamiento ejemplar, se desplazaron al lugar del accidente prestando su ayuda, así como las autoridades políticas y deportivas. Los cadáveres fueron trasladados a Granada donde se les rindió un sentido homenaje.
Los fallecidos y afectados fueron los siguientes:
Juan ‘MARTÍN’ López, de 28 años, casado, natural de Granada, había ascendido con el Melilla a segunda división, jugaba de delantero centro y fue enterrado en su ciudad natal.
Francisco ‘MAMBLONA’ Valverde, natural de Valencia, 28 años, soltero, era su primera temporada, jugaba de interior derecho, fue trasladado y enterrado en la capital del Turia.
Placa a la entrada del Álvarez Claro
Manuel Salvador Martínez, ‘MANOLO SALVADOR’ natural de Melilla, casado con cuatro hijos, trabajaba de masajista junto con Lázaro Fernández, su maestro. Su cadáver fue trasladado a Melilla en barco, donde fue recibido por una multitud de melillenses y está enterrado en el cementerio de la Purísima Concepción.
Paulino ‘GARCÍA VALLE’ fue operado de un ojo en el hospital de Granada y, aunque en principio se temió por su pérdida, finalmente se recuperó satisfactoriamente.
Decían de aquella UD Melilla que era un equipo con serias aspiraciones para ascender a Primera División. Hasta el momento del accidente la clasificación la encabezaban: Salamanca y Córdoba con 21 puntos; Plus Ultra 20 puntos; y UD Melilla, Granada, Mestalla y Atlético Tetuán con 19 puntos. Quedaban 10 jornadas por disputar, pero se daba la circunstancia de que tenían que pasar por Álvarez Claro todos ellos y además todos sin excepción debían enfrentarse entre ellos; por lo que no era nada descabellado pensar que, efectivamente, las puertas de la Primera División no eran para nada un objetivo inalcanzable.
Pero es indudable que las consecuencias del accidente hicieron mella y causaron un efecto negativo en el aspecto anímico y económico, pues hubo que recomponer la plantilla, cuestión que resultó más complicada de lo que pareció en un principio, pues hubo ofrecimientos tanto de jugadores como de clubes que luego por diversas causas no fructificaron.
Sirva comentar que uno de los futbolistas de los que se aceptó su colaboración fue Martínez Catalá, delantero centro de 35 años que había jugado en Primera con el Español de Barcelona y Levante, y que esa temporada había colgado las botas. Aún así jugó los últimos nueve partidos con la UD Melilla y logró cuatro goles.
Entrando por la puerta principal de acceso al estadio Álvarez Claro, adosada a la pared de la izquierda y en muy mal estado, hay una placa que recuerda el suceso.

sábado, 21 de enero de 2017

Calle Ibáñez Marín

Calle Ibáñez Marín en el barrio del Príncipe (Foto F. García Infante)
Esta calle lleva el nombre de José Ibáñez Marín, quien nació en Enguera (Valencia) el 8 de marzo de 1862.

Ingresó en la Academia de Infantería el 31 de agosto de 1880, de donde salió como alférez de Infantería por promoción el 10 de septiembre de 1883, ocupando varios destinos durante su carrera militar tanto en la Península como en Cuba.

Con el empleo de teniente, estuvo presente en Melilla en la llamada Guerra de Margallo, a las órdenes del general Ricardo Ortega, jefe de la 2ª División del 1er. Cuerpo de Ejército.

Calle Ibáñez Marín (Foto F. García Infante)
En Cuba, desde finales de 1895, con el empleo de capitán, tomó parte en operaciones contra los grupos de Maceo, Máximo Gómez y otros destacados cabecillas, siendo ascendido al de comandante por su comportamiento en el combate de Río Isabela, a las órdenes del entonces coronel Enrique Segura Campoy, antecesor del general Marina en el mando del Gobierno Militar de Melilla.

Director de la Revista Técnica de Infantería y Caballería, y autor de numerosas obras didácticas, históricas y literarias, su destacada personalidad fue reconocida en amplios sectores de la sociedad española, tanto militares como civiles.

Fue fundador de la Sociedad de Excursiones Militares.

Calle Ibáñez Marín (Foto José Barroso)
Ascendido a teniente coronel en marzo de 1908, fue destinado a mandar el Batallón de Cazadores de Figueras nº 6, con base en Madrid, perteneciente a la 1ª brigada mixta, con el que llegó a Melilla el 22 de julio de 1909, comenzada la campaña del Riff, muriendo al día siguiente en las inmediaciones del Barranco del Lobo, al frente de su unidad, en la acción de Sido Musa.

Se le concedió el empleo de coronel de Infantería

La calle se encuentra en el barrio de Príncipe y une la calle Carlos Ramírez de Arellano con la carretera Hidum.

sábado, 14 de enero de 2017

Las fortificaciones de Melilla

Murallas de la población antigua
En el año 927 el califa omeya de Córdoba Abderramán III construye una potente muralla de piedra, convirtiendo la ciudad en una base estratégica de apoyo para su escuadra mediterránea. Desde entonces Melilla y Ceuta (ocupada ésta en el año 930) serían respectivamente la primera y la segunda llaves del estrecho  para los Omeyas. El Bekri en el siglo XI describe esta Melilla andalusí como ciudad antigua rodeada de una muralla de piedra y defendida por una fortaleza inexpugnable. Esta idea de ciudad fortificada es también la que transmite un siglo después El Idrissi, que la presenta como ciudad bonita de tamaño mediano y rodeada de esas potentes murallas califales.

Ensenada de los Galápagos
Aunque en 1204 los almohades reedificaron sus defensas incorporándole una torre albarrana de planta octogonal, durante los siguientes siglos, y sobre todo en el XV, la ciudad languidece y sus murallas son descuidadas. Las disputas dinásticas y la caída del comercio provocan su decadencia y posterior abandono. En ese contexto se produce el interés de los Reyes Católicos en ocupar la vieja fortaleza semidestruida, hecho que ejecuta en 1497 el duque de Medina Sidonia, enviando a realizar la acción a su comendador Pedro de Estopiñán Virués, acompañado por el ingeniero Ramiro López.


Muralla de la Ciudad Vieja
El primer dibujo conocido de estas murallas medievales data de 1540 y en él se refleja el desembarco realizado por los españoles en las playas arenosas al sur del promontorio. La imagen nos muestra a los operarios que comienzan los trabajos de reconstrucción de las murallas, montando "un enmaderamiento de vigas que se encaxavan, e tablazón que llevavan hecho de Hespaña e travaxaron toda aquella noche de lo hazer é poner a la redonda de la muralla derribada,... é asentados los maderos por sus encaxes, é clavadas las tablas, quedavan hechas almenas trecho en trecho"... El coste de estas obras fue de . .."doze cuentos (millones) de maravedises solamente reedificar Melilla de muralla, cava e barrera..."

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